Sombras de la traición y la venganza
En una noche de invierno, una casa en las montañas, alejada de la civilización, se encontraba una familia, pudiente pero muy distanciada, en la cual predominaba el poder, pero no el amor, ni el aprecio entre ellos. La cena reunió a familiares cercanos: el padre, la madre y su hijo, quien, para su sorpresa, se encontró con su prima que no veía desde hace muchos años. La familiar, aparentemente encantadora y cariñosa, había vuelto a sus vidas de forma inesperada.
Bajo la aparente paz, se escondían secretos oscuros de herencia y engaño. El hijo distraído, ajeno a la traición que se avecinaba, paseaba por el gran salón sin desperdiciar palabras, observando todo a su alrededor con la leve impresión de que algo sucedía. Sin embargo, no podía imaginar que esa noche tendría que tomar decisiones que cambiaría drásticamente.
Lejos de su pensamiento, habría visto venir que su prima, quien tenía muchos años sin ver, se encontraba esa noche con un objetivo claro: quitarle todo el dinero que tenía su familia. Lo que para el significaba, quitarle su dinero. La prima, disimulando su ambición detrás de su encanto, tejía una red de mentiras y manipulaciones para ganarse la confianza de todos.
Durante los días siguientes, la prima se volvió una presencia constante en la casa de la familia. Su simpatía conquistó el corazón de todos con los que hablaba, mientras que su encanto y astucia lograban desviar cualquier sospecha. El heredero, sin embargo, comenzaba a sentir la inquietud, una sombra de desconfianza que nublaba su mente, al igual que su ambición. La madre sabía muy bien lo estaba pasando. Sabia sobre la ambición de su sobrina y se debatía internamente con el que hacer de esa información.
-¿Cómo es posible que cargues con tal mentira y falsedad? ¿Qué debo hacer con esto que ahora se? Esa mirada sorprendida en tus ojos, esa la ambición que tratas de ocultar.
-Podría guardar este secreto bajo llave, sepultarlo en lo más profundo de mí, como si nunca lo hubiera sabido. Pero ¿es eso justo? ¿Debo ser cómplice de tu engaño, de tus acciones ocultas y dañar a mi familia?
-Me asalta la duda, el conflicto de si debo hablar o callar. Revelar este secreto podría destrozar la imagen que todos tienen de ti, pero ¿acaso mereces seguir protegida por una máscara de mentiras? ¿Crees que una sonrisa puede arreglarlo todo? Si hablo, habrá dolor, habrá lágrimas y desesperación, incluso una tragedia.
-Sin embargo, si callo, ¿qué consecuencias traerá eso? ¿Seré cómplice de tus acciones, permitiendo que sigas por el camino de la mentira? ¿Podré vivir con la carga de guardar tu secreto mientras observo cómo continúas mintiendo?
-¿Qué puedo hacer? La moralidad y la ética entran en conflicto dentro de mí, dejándome en una encrucijada sin salida. Es como si el destino me hubiera puesto a prueba, para decidir si debo ser justa y valiente, o si debo ser compasiva y protegerte. Pero mira en lo que te has convertido, niña ¿Qué hago?
-No puedo evitar sentir que tengo el poder de cambiar todo, de liberarte de esa falsa sonrisa. Tengo el poder de destruirte, de destruir esa imagen que tanto te esfuerzas por mantener.
-Quizás lo mejor sea hablar contigo, enfrentarte a tus mentiras y ayudarte a pensar las consecuencias de tus acciones. Pero, por otro lado, también siento el peso de este secreto sobre mí. ¿Podré soportar la responsabilidad de revelarlo? ¿Estoy preparada para enfrentar las consecuencias que mi decisión podría desencadenar? ¿Qué mi esposo me vea diferente después? ¿Vale la pena?
-Necesito tiempo para reflexionar, para encontrar la respuesta. Por ahora, guardaré este secreto en el rincón más oscuro de mi mente y esperaré el momento adecuado para tomar una decisión.
En una tarde, mientras todos se encontraban en la sala junto a la chimenea, se perdió en sus pensamientos, tratando de descifrar la verdadera intención de que estaba pasando. De repente, empezó a escuchar voces en una de las habitaciones remotas de aquella gran casa. Silenciosamente, detrás de un montículo escucho a su padre y la prima, quien dejaba de ser esa oveja blanca que aparentaba, mencionar una jugosa herencia que estaba por llegar y sobre algunos asuntos pendientes que tenía con la justicia, por los cuales era mejor acelerar sus planes., mientras amenazaba al viejo quien temía ser llevado a la cárcel.
La verdad golpeó con fuerza su cabeza.
-¿Cómo pudo hacerme esto? Sonreír juntos como si nada hubiera pasado, como si no me hubiera apuñalado por la espalda, como si no le haya importado traicionarme. ¿Acaso no le importo aceptar lo que por derecho es mío? ¿No notó como me carcomía la rabia mientras miraba a otro lado?
-Esa sonrisa falsa en su cara, mientras se acerca como si nada hubiera cambiado, me enfurece. No puedo soportar esta traición encubierta, este juego de apariencias y mentiras. Pero todo cambiará, tengo un plan, una venganza que le mostrará el dolor que ha causado.
-No voy a seguir actuando como si no pasara nada, como si no hubiera pasado nada. Es hora de que ella sienta lo que yo siento, el dolor de ser traicionado, de ser herido por alguien en quien confiaba.
-Ella pensará que todo está bien, que nuestra relación superficial continúa, pero no tiene idea de lo que le espera. La hare sufrir en el momento perfecto, cuando menos lo espere, cuando se sienta segura y cómoda en su pequeño mundo de engaños.
-No me importa si me ven como el hijo distraído, que acepta esa decisión absurda, cuando ella solo es una aparecida. Esa es mi ventaja, mi carta oculta, porque bajo esa apariencia despreocupada, estoy trazando mi venganza, mi red de rencor.
-Esperaré pacientemente el momento adecuado, para devolverle lo que me ha quitado. Pero por ahora, mantendré esa sonrisa fingida, como si todo estuviera bien, como si no supiera lo que hizo.
-Pronto, muy pronto, ella aprenderá que nadie juega con lo mío. El que ríe de ultimo, rio mejor. Mi venganza se acerca, y nadie escapará de las consecuencias de su traición, incluso aunque sean familia.
Su prima solo estaba interesada en el dinero, y para obtenerlo, estaba dispuesta a manipular a toda la familia. La ira y el dolor lo invadieron, y una determinación siniestra se apoderó de él.
Decidido a proteger a lo que le pertenecía comenzó a investigar. Descubrió una serie de engaños y artimañas cuidadosamente tramados, todos dirigidos hacia la obtención de la herencia. Sin embargo, también se dio cuenta de que enfrentarla abiertamente sería un error ya que podría dañar lo que por tantos años había construido.
A la noche siguiente, la casa se volvió a sumir en la oscuridad de la tormenta. La prima se había retirado a su habitación, segura de que su plan estaba funcionando a la perfección, insistiendo en el chantaje a su tío. Pero su destino ya estaba decidido, con determinación y frialdad, una persona acechaba a las sombras, esperando el momento adecuado para actuar.
La casa se llenó de silencio, roto solo por el sonido del viento que golpeaba afuera con fuerza sobre las ventanas. En medio de la noche, el joven se deslizó sigilosamente hasta la habitación de su víctima. Un destello de luna iluminó su camino, revelando una mirada sombría y un brillo siniestro en sus ojos.
Sin titubear, llevó a cabo su venganza. Un golpe seco, un grito sofocado y el silencio volvió a reinar en la casa. La prima yacía en el suelo, sin vida, víctima de su propia ambición y engaño. Para luego desaparecer esa noche.
Satisfecho con su victoria regresó a su habitación, mojado, cubierto de tierra y señales que había estado afuera hasta tarde. Había liberado su herencia de las manos a las cuales no debía llegar. En la mañana siguiente, no se supo nada sobre el incidente, había calculado cada paso de su plan. Sus padres se irían de viaje esa misma tarde, de la cual jamás regresarían. No podían volver, no debían volver. La verdad quedó oculta entre sombras de misterio, mientras que lidiaba con la idea de próximamente gozar con su recompensa.
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