Leonardo Blanco - Taller Expresión I

Te despiertas en una habitación desconocida. La luz es poca, tenue, apenas ilumina las paredes. No recuerdas cómo llegaste aquí. Lo último que tienes en mente es el tatuaje extraño en tu muñeca izquierda. Un símbolo que no reconoces, un jeroglífico raro.  En ese momento, un hombre ciego entra en la habitación. Su presencia te inquieta. Se para frente a ti y te mira fijamente, aunque no te pueda ver. Él habla en voz baja "Tienes algo que nos pertenece, un libro de cuentos en croata. Lo necesitamos de vuelta." Estás confundido y asustado, no entiendes nada. No recuerdas ningún libro. Te cuestionas que sucede ¿Por qué el hombre lo quiere tanto? ¿Es un interrogatorio? Intentas hablar, pero no puedes articular una palabra. Tu mente está nublada, y las preguntas se acumulan en tu cabeza. El hombre nota tu confusión y suspira. "No recuerdas, ¿verdad? Parece que te han borrado la memoria." Asi funcionan esos grupos insurgentes. Él se acerca a ti y señala el tatuaje en tu mu...

Me encontré con César Sánchez, un compañero del trabajo de 52 años que al preguntarle sobre su paso por la Facultad de sociales su mirada se lleno de vivencias y recuerdos sobre su paso por la universidad. "El negro" como le decimos de cariño, es egresado de la carrera de Comunicación en la Facultad de Sociales de la Universidad de Buenos Aires, graduándose en el lejano año 1997. Sentados frente a una mesa, a un costado del bullicio de la oficina, comenzamos una conversación que me permitió comprender la evolución de la carrera a lo largo de los años y sus diferencias con las que hoy encontramos, incluso sabiendo que existe un nuevo plan de estudio. Rememorando sus años de estudiante, me contó cómo se sintió atraído por la comunicación desde temprana edad. Su interés por los medios de comunicación, la escritura y el análisis de los mensajes mediáticos lo llevó a elegir esta carrera como el camino para explorar su pasión. Con una sonrisa en su rostro, recordó los días de estud...

Charly, señor del "capricho", He recibido tu carta y debo decirte que me ha dejado bastante sorprendido. Debo ser claro y contundente en mi respuesta. No acepto tu propuesta y me parece totalmente inapropiado el tono que has utilizado para dirigirte a mí. Como escritor, tengo mis propios proyectos y compromisos literarios que requieren mi atención y dedicación. No puedo simplemente abandonarlos por una idea que acabas de tener y que no me has presentado de manera adecuada. Además, debo recordarte que no tienes el derecho de exigirme que deje de lado mi carrera para satisfacer tus caprichos. No importa cuán "grosa" creas que sea tu idea, no puedo comprometer mi trabajo y mi pasión por complacer tus deseos momentáneos. Me parece irrespetuoso y ofensivo que intentes seducirme con palabras altisonantes y comparaciones innecesarias. Mi compromiso es con mi arte y mi proceso creativo, no con servir de instrumento para tus caprichos musicales. No voy a realizar ningún escr...

 En una noche de invierno, una casa en las montañas, alejada de la civilización, se encontraba una familia, pudiente pero muy distanciada, en la cual predominaba el poder, pero no el amor, ni el aprecio entre ellos. La cena reunió a familiares cercanos: el padre, la madre y su hijo, quien, para su sorpresa, se encontró con su prima que no veía desde hace muchos años. La familiar, aparentemente encantadora y cariñosa, había vuelto a sus vidas de forma inesperada. Bajo la aparente paz, se escondían secretos oscuros de herencia y engaño. El hijo distraído, ajeno a la traición que se avecinaba, paseaba por el gran salón sin desperdiciar palabras, observando todo a su alrededor con la leve impresión de que algo sucedía. Sin embargo, no podía imaginar que esa noche tendría que tomar decisiones que cambiaría drásticamente. Lejos de su pensamiento, habría visto venir que su prima, quien tenía muchos años sin ver, se encontraba esa noche con un objetivo claro: quitarle todo el dinero que te...

 Madre: ¿Cómo es posible que cargues con tal mentira y falsedad? ¿Qué debo hacer con esto que ahora se? Esa mirada sorprendida en tus ojos, esa la ambición que tratas de ocultar. Podría guardar este secreto bajo llave, sepultarlo en lo más profundo de mí, como si nunca lo hubiera sabido. Pero ¿es eso justo? ¿Debo ser cómplice de tu engaño, de tus acciones ocultas y dañar a mi familia? Me asalta la duda, el conflicto de si debo hablar o callar. Revelar este secreto podría destrozar la imagen que todos tienen de ti, pero ¿acaso mereces seguir protegida por una máscara de mentiras? ¿Crees que una sonrisa puede arreglarlo todo? Si hablo, habrá dolor, habrá lágrimas y desesperación, incluso una tragedia.  Sin embargo, si callo, ¿qué consecuencias traerá eso? ¿Seré cómplice de tus acciones, permitiendo que sigas por el camino de la mentira? ¿Podré vivir con la carga de guardar tu secreto mientras observo cómo continúas mintiendo? ¿Qué puedo hacer? La moralidad y la ética entran en c...

 Hijo: ¿Cómo pudo hacerme esto? Sonreír juntos en la foto como si nada hubiera pasado, como si no me hubiera apuñalado por la espalda, como si no le haya importado traicionarme. ¿Acaso no le importo aceptar lo que por derecho es mío? ¿No notó como me carcomía la rabia mientras miraba a otro lado? Esa sonrisa falsa en su cara, mientras se acerca como si nada hubiera cambiado, me enfurece. No puedo soportar esta traición encubierta, este juego de apariencias y mentiras. Pero todo cambiará, tengo un plan, una venganza que le mostrará el dolor que ha causado. No voy a seguir actuando como si no pasara nada, como si no hubiera pasado nada. Es hora de que ella sienta lo que yo siento, el dolor de ser traicionado, de ser herido por alguien en quien confiaba.  Ella pensará que todo está bien, que nuestra relación superficial continúa, pero no tiene idea de lo que le espera. La hare sufrir en el momento perfecto, cuando menos lo espere, cuando se sienta segura y cómoda en su pequeño mu...